jueves, 1 de octubre de 2009

Viridiana



En Tijuana, tres noches por semana,
se trabajaba en México la nuit.
"¿Qui'hubo, señor?. Me llamo Viridiana
y me apellido veinticinco mil".

Yo no buscaba amores mercenarios
y ella no era la Venus de Buñuel,
pero el tequila de los solitarios
sabe mejor contigo, mademoiselle.

Y dos rondas más tarde la besaba
y tres besos después me convenció,
y en un meublé por horas que alquilaba
ahorita les diré lo que pasó.

Tantas cosas me dio que no me daban,
tantas caricias casi de verdad,
que a mí se me olvidó que trabajaba
y ella no se acordó de trabajar.

Por eso, sin faltar una semana,
cuando me ven entrar al cabaré
los mariachis, mirando a Viridiana,
le cantan "Y volver, volver, volver".

Y, aunque en mi cumpleaños dé una cena
y no vengan mis hijos a cenar,
con ella cada noche es Nochebuena
y nunca se termina el carnaval.

Porque no hay bajo la luna mexicana
mejor menú para un perro andaluz
ni manos que hagan como Viridiana
la tarta de manzana de amour fou.

Con el corrido de la bella Malinche
y el pinche gachupín
¡que viva México la nuit! Que sí
(Mais oui)

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Esta rola bien guerrera que se convirtio en infaltable de pedas hace un par de ayeres

Recordando muchachillas que tocaron la puerta de este hotel de paso llamado corazon (cursi cursi, pero con chelas lo cursi se disfruta)

Muchas viridianas